12.11.10

Algo sobre Paul en River




"Soy de los que consideran que la persona a quien no le gustan los Beatles es muy poco confiable. Me quedé atónito mirando a una persona que es lo más parecido a un santo en la Tierra".
(Javier Malosetti)

Recién estoy encontrando algunas palabras para tratar de interpretar a Paul Mc Cartney en vivo en River. Y siento que lo que vaya a decir va a quedar desdibujado, a la manera de un cover intentado sin gracia. Porque sin gracia, podés tocar Blackbird, pero el pajarraco se te muere enjaulado. Y me temo que lo que pueda decir sobre la experiencia -que es la palabra que le cabe a todo esto, y allí no dudo- se quede a ras del suelo.

Mi corazón, que como saben los que me regalan su amistad, es una pequeña piedra pómez, se multiplicó. Y mi ser mezquino, miserable, se sintió como nunca antes, extrapolado, flotando. La platea San Martín baja, tan privilegiada para el botellazo certero a un lineman, era una lejana grada que guardaba respeto y devoción por la divinidad. Porque nunca estuve tan lejos de un escenario en un concierto, y tal vez de haber estado más cerca no hubiera sido correcto alzar la vista y mirar cara a cara. Y la grada era una estructura de la atemporalidad, en donde tres horas es un recuerdo, en donde la música triunfa sobre el sonido, en donde canciones que no pueden ser verdad son la revelación.

Hubo un momento en donde realmente me costó creer. Ante el tamaño de la evidencia, uno duda. Le pasará al que escala y llega a la cima imposible, al náufrago, al astronauta. Fue en la seguidilla Let it be - Live and let die - Hey Jude. ¿En qué unidad de medida se puede asir? ¿Cómo hay que ubicar el cuerpo para atajar eso que te cae encima?

Entonces comprendí qué quieren representar los directores de cine cuando filman al actor quieto, mientras que alrededor de él la gente pasa como en cámara rápida, eso de "toda mi vida en un segundo". Entendí el significado del vértigo y del salto al vacío. Y no, no a la manera destructiva de Manson.

Paul, en River, se cagó en las leyes del tiempo. Las domina, por espacio de algunas horas, y ese don lo pasea por algunas ciudades del mundo. Es el metafísico práctico de la cultura popular. Hace más de 40 años le salió Blackbird, y le sale todo lo arriba enumerado. Al tipo le sale. ¿Qué es eso? ¿Qué no hacer ante eso?

El primer síntoma de cambio es radical, y es apenas el primero: con la certeza de que nunca más en mi vida un concierto sea tanto, no me apeno, sino que me siento agradecido. Es que hay cosas que cobran sentido así, no en la habitualidad, sino en el quiebre, en la inflección. Como la cima del que escala, como el espacio del astronauta.

Por una vez, disfruté de cada paso de mi vida.