
Y la semana fue intensa, concentradísima como un trago duro de jugo para diluir. Llovieron los proyectos, llovió providencia. Y uno durmió pésimo, porque no durmió, y se batió así mismo hasta llegar al ápice de la madrugada hecho un licuado de cobijas.
Habrá trabajo, y Dios quiera que éste se vuelva pan.
Habrá mucha música.
Habrá, y la combatiré, mucha prisa.
Puta prisa, te veo y te voy al cuello.