
La inundación desnudó mis cofres enterrados. Y ya no sirvió la misma cohartada de toda la vida. La que hizo de mi vida una vida gris.
Tenemos una ciudad en la que no estamos ninguno de los dos, donde todo gira impávido.
Tenemos lo que nadie tiene, y nos falta todo lo demás.
Yo vuelvo a tener el cofre en las manos, pero vos tenés la llave.