15.8.10

30

Me espera tanto dolor.

Y me urge saber
qué habrá cada noche a oscuras
cuando quiera ver
más allá.

Una bendición injusta.

Hasta dónde llegará
el caballo errante
que me late
y me drena ardor

Hasta dónde el trueno
que rompe la noche
en dos
y sacude el alma

Esa fiebre del siempre ingenuo.

Los ladridos cerca
que hacen mella artera
en la espalda
en la voz hiriente.

Esa culpa en sogas
en cadenas
en mordazas pana
velcro tanza duelo

Ese verso libre y preso

Una vez fue una
y trina y siempre
fue la vez
en que dí la cara

Una vez son treinta
voces y denarios
que se pierden
en una alameda

Qué imprevisto el mar
cuando dan los treinta
y ese mar se agota
y se vuelve buque

Cuánto mar la boca
de la voz profunda
un lamento solo
descorazonado.

Llueve la hojarasca.

Fiebre en las estepas.

Cruce de los vientos.

Trueno en una sierra.

Siempre son las cuatro.

Cuatro en una escena.

Dos en una aguada.

Uno en una huelga.

Treinta en retirada.

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